Revolución o Guerra

<p>Revista del Grupo Internacional de la Izquierda Comunista.</p>

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Nuestras posiciones de base

  • El GIIC considera y define todas sus actividades, tanto internas como externas, en función y como momentos de la lucha por la construcción del partido político mundial del proletariado, herramienta indispensable para el derrocamiento del capitalismo y la instauración de una sociedad comunista.
  • Además de la intervención en las luchas del proletariado, el GIIC dirige esta lucha especialmente en el campo proletario internacional. Este campo está compuesto por grupos políticos revolucionarios que defienden y comparten las posiciones de clase del proletariado, en particular el internacionalismo proletario y la necesidad de la dictadura de clase del proletariado.
  • El GIIC se reivindica de la Primera, la Segunda y la Tercera Internacional y de la lucha de las fracciones de izquierda en su seno. En particular, se reivindica del combate de la fracción de izquierda del PC de Italia en el seno de la Internacional Comunista contra su degeneración estalinista y las aportaciones programáticas que ha sabido desarrollar y legarnos hasta hoy.
  • Sólo el proletariado, clase explotada y revolucionaria a la vez, es capaz de destruir el capitalismo e instaurar el comunismo, la sociedad sin clases. La conciencia de esta revolución, la conciencia comunista, es producida por la lucha histórica del proletariado. Para que se materialice, defienda y desarrolle, el proletariado produce minorías comunistas que se organizan en partido y cuya función permanente es llevar esta conciencia comunista y devolverla a todo el proletariado.
  • Como máxima expresión de esta conciencia, el partido – o, en su defecto, las fracciones o grupos comunistas – constituye y debe asumir la dirección política del proletariado. En particular, el partido es el único órgano que puede conducir al proletariado a la insurrección y a la destrucción del Estado capitalista, y al ejercicio de la dictadura del proletariado.
  • El partido se organiza y funciona sobre la base de los principios que rigen la lucha revolucionaria del proletariado, el internacionalismo proletario y el centralismo como momentos de su unidad y lucha internacional. Desde el principio, el partido se constituye, funciona e interviene como un partido internacional y centralizado. Desde su principio, el GIIC se constituye, funciona e interviene como un grupo internacional y centralizado.
  • El partido, al igual que el GIIC, basa su programa, sus principios, sus posiciones políticas y su acción en la teoría del materialismo histórico. Al explicar el curso de la historia a través del desarrollo de la lucha de clases y al reconocer al proletariado como clase revolucionaria, es la única visión del mundo que se sitúa desde su punto de vista. Es la teoría del proletariado revolucionario.
  • Sólo después de la insurrección victoriosa y de la desaparición del Estado burgués, el proletariado podrá organizarse como clase dominante bajo la dirección política de su partido. Su dominación de clase, la dictadura del proletariado, se ejerce por medio de los consejos obreros, o soviets. Estos sólo pueden mantenerse como organización unitaria del proletariado a condición de que se conviertan en órganos de la insurrección y órganos de la dictadura de clase, es decir, haciendo suyas las consignas del partido.
  • La dictadura del proletariado consiste en utilizar el poder de clase de sus organizaciones de masas, los consejos o soviets, para abolir el poder económico de la burguesía y asegurar la transición a una sociedad comunista sin clases. El Estado del período de transición, de la dictadura de clase, entre el capitalismo y el comunismo está destinado a desaparecer con la desaparición de las clases, del propio proletariado y su partido, y el advenimiento de la sociedad comunista.
  • Desde la Primera Guerra Mundial en 1914, la guerra imperialista generalizada y el capitalismo de Estado han sido las principales expresiones de la fase histórica de decadencia del capitalismo.
  • Frente al desarrollo incesante del capitalismo de Estado, el proletariado sólo puede oponer la búsqueda de su unidad en todas sus luchas, incluso las más limitadas o localizadas, haciéndose cargo de su extensión y generalización. Toda lucha obrera, incluso la más limitada, se enfrenta al aparato estatal en su conjunto al que el proletariado sólo puede oponer la perspectiva y el arma de la huelga de masas.
  • En la época del capitalismo de Estado dominante, los sindicatos en su conjunto, tanto la dirección como las secciones de base, son órganos de pleno derecho del Estado burgués en medio obrero. Su objetivo es mantener el orden capitalista en sus filas, enmarcar a la clase obrera e impedir, contrarrestar y sabotear cualquier lucha proletaria, especialmente cualquier extensión, generalización y centralización de las luchas proletarias. Cualquier defensa de los sindicatos y del sindicalismo es contrarrevolucionaria.
  • En la época del capitalismo de Estado dominante, todas las fracciones de la burguesía son igualmente reaccionarias. Todos los llamados partidos obreros, "socialistas", "comunistas", organizaciones de izquierda (trotskistas, maoístas, anarquistas), o los que se presentan como anticapitalistas, constituyen la izquierda del aparato político del capital. Todas las tácticas de frente popular, frentes antifascistas o frentes unidos que mezclan los intereses del proletariado con los de una fracción de la burguesía, sólo sirven para contener y desviar la lucha del proletariado. Toda política frentista con los partidos de izquierda de la burguesía es contrarrevolucionaria.
  • En la época del capitalismo de Estado dominante, el parlamento y las campañas electorales, y la democracia burguesa en general, ya no pueden ser utilizados por el proletariado para su afirmación como clase y para el desarrollo de sus luchas. Cualquier llamado a participar en los procesos electorales y a votar sólo refuerza la mistificación que presenta estas elecciones como una opción real para los explotados y, como tal, es contrarrevolucionario.
  • El comunismo requiere la abolición consciente por parte del proletariado de las relaciones sociales capitalistas: la producción de mercancías, el trabajo asalariado y la clase. La transformación comunista de la sociedad mediante la dictadura del proletariado no significa ni autogestión ni nacionalización de la economía. Cualquier defensa de uno u otro es contrarrevolucionaria.
  • Los países llamados "socialistas" o incluso "comunistas", la antigua URSS y sus satélites de Europa del Este, China, Cuba, Vietnam, o incluso la Venezuela de Chávez, sólo han sido formas particularmente brutales de la tendencia universal hacia el capitalismo de Estado. Cualquier apoyo, incluso crítico, al llamado carácter socialista o progresista de estos países es contrarrevolucionario.
  • En un mundo totalmente conquistado por el capitalismo y en el que el imperialismo se impone a todos los Estados, toda lucha de liberación nacional, lejos de constituir cualquier tipo de movimiento progresista, es de hecho un momento de la confrontación constante entre imperialismos rivales. Cualquier defensa de la ideología nacionalista, del "derecho de los pueblos a la autodeterminación", de cualquier lucha de liberación nacional es hoy contrarrevolucionaria.
  • Por su propio contenido, las luchas parciales, anti-racistas, feministas, ecologistas y otros aspectos de la vida cotidiana, lejos de reforzar la unidad y la autonomía de la clase obrera, tienden por el contrario a dividirla y diluirla en la confusión de categorías particulares (raza, género, juventud, etc.). Todas las ideologías y movimientos que defiendan el identitarismo, el anti-racismo, etc., en nombre de la interseccionalidad de las luchas, son ideologías y movimientos contrarrevolucionarios.
  • Como expresión de las capas sociales sin futuro histórico y de la descomposición de la pequeña burguesía, cuando no es directamente la emanación de la guerra que los Estados libran permanentemente entre sí, el terrorismo constituye siempre un terreno privilegiado para las manipulaciones y provocaciones de la burguesía. Abogando por la acción secreta de pequeñas minorías, se opone completamente a la violencia de clase, que es la acción de masas consciente y organizada del proletariado.
  • El GIIC lucha, desde hoy, para que el futuro partido se constituya sobre la base programática de los principios y posiciones anteriores. La constitución formal del partido es necesaria en cuanto la intervención, las orientaciones y las consignas de los grupos o fracciones comunistas se convierten en elementos materiales permanentes de la situación inmediata y en factores directos de la relación de fuerza entre las clases. Entonces, la lucha por la constitución formal del partido se hace necesaria y urgente.
Agosto 2021

noviembre de 2013